21/6/13

LOS DOS LADOS DE LA FE


La Biblia dice que: “la fe es la certeza de lo que se espera,
 l a convicción de lo que no se ve”
(Hebreos 11:1).

Muchas personas piensan que solo se puede utilizar la fe para el bien. Un ejemplo de eso es cuando oramos por alguien y esa persona se recupera rápidamente de su enfermedad o cuando estamos necesitando de un trabajo e a través de la oración, aparece una oportunidad. Si, ese es uno de los lados de la fe, el lado positivo.

El otro lado de la fe es el negativo. Infelizmente, ese es el lado que más se ve en las personas. El fruto de la fe negativa es el miedo, la duda, el sufrimiento. Es no lograr encontrar la salida para un problema porque allá en el fondo del corazón, se cansó de buscar. Es creer más en los ojos físicos que, racionalmente le muestran que sus hijos no lograrán salir de los vicios o de cualquier otro problema.


Al contrario de la fe negativa, la fe positiva hace con que la persona logre “ver” el futuro. Ella entiende el significado de la perseverancia y por eso no se abate en medio de los problemas. El pequeño David no miró hacia el gigante Goliat viéndolo como un problema, lo miró como una oportunidad para salir vencedor. ¡Esa es la actitud!

En el mundo en que vivimos, desafortunadamente, los problemas no desaparecerán aunque tengamos una fe positiva, ellos seguirán apareciendo de tiempos en tiempos. La diferencia es que, para quien está usando la fe correcta, la certeza de la victoria será tan grande que, no habrá más lugar para el abatimiento e la desesperación. La persona finalmente logrará ver su futuro con los ojos de Dios, o sea, ella logrará ver la salud restaurada, la economía estable y los hijos bendecidos.

Si hoy está siendo uno de aquellos días en que usted reconoce que su báscula está pendiendo más para el lado de la fe negativa, no se desespere, haga una oración y pida a Dios que le de la fuerza necesaria para cambiar ese cuadro. Ese, sin dudas, es el primer paso para quien quiere vivir la vida con el lado correcto de la fe.

Siempre juntas en oración.

Ana Claudia G. Brito 

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