29/8/12

CUANDO LA MADRE NECESITA AYUDA


 
 
Querida madre,

Ud. ha sufrido tanto a causa del problema con su hijo(a), que sin darse cuenta, juntamente con ese problema se ha auto destruido. No es nada fácil ver a alguien que salió de Ud., de su vientre o de su corazón, estar totalmente sumergido en el engaño. Cada sufrimiento, cada dolor de un hijo, duele dos veces más en una madre. Pero, ¿cómo podrá ayudar a su hijo si Ud. está necesitando de ayuda?

No vale la pena sumergirse en el problema, alimentar pensamientos que la empujan hacia abajo, como por ejemplo, el de verse como la peor madre del mundo, principalmente cuando Ud. ve otros hijos viviendo felices al lado de sus familias. ¡Lo que Ud. necesita es cuidarse!

Cuando los problemas ahogan el alma, no hay poder en las palabras… Nuestras palabras tienen el poder de bendecir o maldecir. Puede que Ud. piense así: ¡pero, yo solo digo palabras buenas para mi hijo!
Yo le pregunto: ¿Cómo es que esas palabras salen de Ud.? ¿Con voz de sufrimiento? Tal como: Hijo, mírame a mí, su madre… ¡ten pena de mí! Si él no logra aun ver lo que está haciendo, ¿cómo logrará reconocer lo que está haciendo a Ud.?

Ud. necesita vivir lo que desea ver en la vida de su hijo y ser un testimonio vivo para él. Cuando escuchamos hablar de una comida sabrosa que aun no probamos, podemos hasta pensar que es buena, pero difícilmente eso nos llevará a probarla, pues no la vimos, ni sentimos su aroma. Sin embargo, cuando podemos ver y sentir el perfume de aquella comida, automáticamente viene el deseo de probarla. Y, de la misma manera sucede cuando queremos que alguien vea lo que es bueno, tenemos que tornarnos una prueba viva de eso.

La verdadera felicidad solamente la encontramos en Dios, y si Ud. confiesa esa fe, tendrá que pasar por eso. ¿No consigue? Entonces, busque eso para su vida. Una vez que Ud. se entregue a esa fe, encontrará paz para tener sabiduría y actuar en medio al caos, y cuando eso acontece, son derramadas las semillas en el desierto que empezarán a florecer, porque a partir de ahí, nada y nadie podrá impedir su victoria.

Renueve su interior, en su exterior. Aléjese de todo aquello que quiere robar su felicidad, actuando por su fe. Sonría cuando quiera llorar, vaya adelante cuando tenga ganas de parar. Cuando avanzamos en la batalla, firmes y determinadas, el mal tiene que retroceder, pues delante de nosotras tenemos el escudo de la fe y nuestro General que es el Señor Jesús.

En la fe,

Isis Regina

No hay comentarios: