La Biblia dice que: “la fe es la certeza de lo que se espera,
l a
convicción de lo que no se ve”
(Hebreos 11:1).
Muchas personas
piensan que solo se puede utilizar la fe para el bien. Un ejemplo de eso es
cuando oramos por alguien y esa persona se recupera rápidamente de su
enfermedad o cuando estamos necesitando de un trabajo e a través de la oración,
aparece una oportunidad. Si, ese es uno de los lados de la fe, el lado positivo.
El otro lado de la
fe es el negativo. Infelizmente, ese
es el lado que más se ve en las personas. El fruto de la fe negativa es el
miedo, la duda, el sufrimiento. Es no lograr encontrar la salida para un
problema porque allá en el fondo del corazón, se cansó de buscar. Es creer más
en los ojos físicos que, racionalmente le muestran que sus hijos no lograrán
salir de los vicios o de cualquier otro problema.
Al contrario de la
fe negativa, la fe positiva hace con que la persona logre “ver” el futuro. Ella
entiende el significado de la perseverancia y por eso no se abate en medio de
los problemas. El pequeño David no miró hacia el gigante Goliat viéndolo como
un problema, lo miró como una oportunidad para salir vencedor. ¡Esa es la
actitud!
En el mundo en que
vivimos, desafortunadamente, los problemas no desaparecerán aunque tengamos una
fe positiva, ellos seguirán apareciendo de tiempos en tiempos. La diferencia es
que, para quien está usando la fe correcta, la certeza de la victoria será tan
grande que, no habrá más lugar para el abatimiento e la desesperación. La
persona finalmente logrará ver su futuro con los ojos de Dios, o sea, ella
logrará ver la salud restaurada, la economía estable y los hijos bendecidos.
Si hoy está siendo
uno de aquellos días en que usted reconoce que su báscula está pendiendo más
para el lado de la fe negativa, no se desespere, haga una oración y pida a Dios
que le de la fuerza necesaria para cambiar ese cuadro. Ese, sin dudas, es el
primer paso para quien quiere vivir la vida con el lado correcto de la fe.
Siempre juntas en
oración.
Ana Claudia G. Brito
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