Si hoy usted amaneció feliz, ponga mucha atención a este mensaje
pero, si al contrario, hoy fue uno de los días más difíciles para usted,
entonces ponga aun más atención pues ciertamente usted cambiará la forma de ver
a su problema.
Había en un pueblo
lejano, un rey muy orgulloso que no admitía que tuviese en su reino a una
persona más inteligente que él. La persona en cuestión, era su mayordomo.
A causa de la extrema
inteligencia del mayordomo, el rey decidió armar una emboscada para él,
haciendo así con que todos en el reino reconociese apenas a él, el rey, como el
hombre más inteligente del reino. El rey decidió hacer una fiesta y pidió a su
mayordomo que grabase en la corona real una frase conmemorativa que, lo dejase
triste cuando estaba alegre y alegre cuando estuviese triste. Caso el mayordomo
no lograse realizar el desafío, la paga seria la muerte. Él tenía apenas 24
horas de plazo.
Al llegar en la casa, él pensó y pensó,
pero no lograba encontrar la frase que dejase el rey triste cuando estuviese
alegre e alegre cuando estuviese triste. Pasó la noche y cuando llegó el día,
el mayordomo aun sin tener la frase ideal empezó a despedirse de sus familiares
pues creía que iba morir. Cuando fue a despedirse de su amada esposa, él
sorprendentemente pensó en la frase que cambiaria todo. Su inteligencia no lo
había abandonado. Muy feliz e inmediatamente, escribió en la corona la frase
más sabia del mundo y la llevó a su rey, logrando así salvar su vida.
Ya en
la fiesta, en el momento en que el rey pidió la corona para que todos de su
reino la admirasen y viesen que el más inteligente era él, preguntó al
mayordomo con aire de sabiduría si acaso él había cumplido con el desafío.
El mayordomo sin pensar dos veces le dijo que si. Muy desconfiado y
curioso, el rey leyó lo que su rival había escrito y se sorprendió con tamaña
inteligencia. Él como era un hombre de palabra, reconoció públicamente que,
verdaderamente, él no era el más sabio del reino y si su mayordomo. La frase
era: Todo pasa.
Si hoy fue uno de aquellos días muy duros al punto de usted
haber se arrepentido de salir de la cama, acuérdese: Todo pasa y alégrese por saber que días mejores vendrán. Pero, si
su día fue estupendo y todo le va bien, acuérdese: Todo pasa y no deje que esa euforia le robe las ganas de seguir
orando en la fe de la indignación por sus hijos. Los días malos llegan, pero si
nos preparamos para ellos, el mal siempre será más chico.
Siempre juntas en oración.
Ana Claudia G. Brito - México
No hay comentarios:
Publicar un comentario