He conocido a muchas madres que dejan sus hijos totalmente
sueltos. Ellos hacen lo que quieren, gritan, patean, insultan a su madre, no
obedecen, no respetan, etc. La lista es realmente grande… Ya vi hijos pequeños
pegando a su madre en la cara, y ellas avergonzadas, no hicieron nada, otras
lloraban impotentes.
Cuando preguntamos el porque de ellas dejaren que esa
situación llegase a tal punto, la respuesta es siempre la misma: - no sé que
hacer y tengo miedo de castigarlo y que él me deje de amar o crea que soy mala
por hacerlo…
Bueno, pongamos nuestra mente para funcionar, si
disciplinamos a nuestros hijos, ¿estamos siendo malas con ellos? si imponemos
reglas para que crezcan responsables ¿les estamos haciendo daño? si
“castigamos” a ellos por una mala actitud, o por desobediencia ¿ellos nos
dejarán de amar? ¡Claro que no! Al contrario. Pues, una vez más, usemos la
inteligencia: ¿alguien disciplina a quien no le importa? No. Solo se disciplina
a quien se ama, pues al disciplinar un hijo, aun que no acepten al principio,
se resistan, quieran argumentar, etc., cuando sean adultos nos agradecerán por
ello.
Esa mentalidad de que
ellos nos van a amar menos es totalmente diabólica, es para que crezcan
irresponsables, sin capacidad de valerse por si mismos, sin respeto hacia los
demás. Y nosotras como madres, que amamos a nuestros hijos, debemos saber y si
no sabemos, debemos buscar en Dios esa dosis correcta de disciplina que ellos
necesitan, veamos lo que la Palabra de Dios nos orienta:
“El que detiene el
castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama, desde temprano lo corrige”.
(Proverbios 13:24)
“Castiga a tu hijo en
tanto que hay esperanza; mas no se apresure tu alma para destruirlo”. (Proverbios
19:18)
“No rehúses corregir
al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá. Lo castigarás con vara,
y librarás su alma del infierno”. (Proverbios 23:13-14)
Vean que Dios nos enseña a cerca de la disciplina, es algo
de fundamental importancia en la vida de ellos. No podemos privarlos de ese
amor, pues disciplinar también es amar.
Nos equivocamos mucho cuando dejamos a nuestros hijos
“sueltos”, y algo muy importante es explicar al hijo el porque de estar siendo
disciplinado, no es dar un castigo y ya, eso no trae beneficios, la disciplina
que realmente trae cambios y forma un carácter recto en ellos, es cuando se
aplica y se explica detalladamente el porque están siendo disciplinados;
decirles que es porque hicieron cosas malas, porque no obedecieron, faltaron
con el respeto, etc. Jamás debemos castigarlos sin que sepan la razón. De esa
manera formaremos en ellos un carácter recto, integro, honesto, tendrán siempre
en cuenta que si toman malas actitudes sufrirán las consecuencias, pues todo en
la vida es así, cosechamos lo que sembramos.
Actuando de esa manera ¿no es cierto que estaremos amando
más a nuestros hijos? ¡Piensen en eso! Y otro punto importante es que, nunca es
tarde para empezar, acuérdense: “Madres no desisten de sus hijos”…
Dios bendiga a todas las mamás.
Sandra Lages
No hay comentarios:
Publicar un comentario