Soy
María del Carmen Almeida González, y
quisiera hablar de mi experiencia al formar parte de Madres en Oración.
La
relación con mi hija menor Adriana, era muy distante y fría. Parecía que
hubiese un muro indestructible entre nosotras, pues jamás podíamos hablar. Mi preocupación era saber cómo se encontraba espiritualmente,
en su interior, en fin, como toda madre desea proteger y saber lo que sucede
con sus hijos, pero yo no tenía acceso a esta información.
Parecía
imposible acercarme a ella, pues no había confianza.
A
pesar de intentar acercarnos, yo no sabía cuál podía ser la reacción que
tuviera Adriana conmigo, seguro se molestaría. Esto me angustiaba, pero lo
entregaba en las manos de Dios.
Cuando
comenzamos el propósito de MADRES EN ORACIÓN,
entré a esta batalla segura de la victoria. Oraba junto a las madres y
en casa continuaba mi lucha en oración. Desde la primera oración fui viendo
cambios, tales que hoy puedo decir que su carácter ha cambiado. Hoy platicamos,
yo puedo aconsejarla y lo que parecía tan imposible: ella acepta mis consejos.
Dios restauró la relación entre nosotras. Hoy estoy feliz de participar en su
día a día, poder conversar y que esto ya no sea motivo de disgusto.
Recientemente
ella tomó una decisión fundamental para agradar a Dios. Esto me hace feliz.
Por
eso digo a todas las madres que crean, no desistan y luchen, pues la victoria
es segura.
Continúo
orando en la fe.
María
del Carmen
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