El poder generar un hijo, es un gran regalo que las madres
reciben de Dios, pero, no es solo eso, es mucho más.
Dedicamos horas cuidándolo con mucho cariño, hacemos de todo
para el bien estar de ese ser tan querido que gana inmediatamente todo nuestro
amor. No es una tarea fácil, muchas veces protegemos exageradamente nuestro
hijo, no queremos que sufra, que pase ningún tipo de necesidad, y a causa de
eso, muchas madres salen a trabajar por horas y horas dejándolo con alguien
para cuidarlo, con la intención de dar lo mejor para su pequeño amor, pero, lo
que muchas no saben, es que lo que él realmente quiere y precisa, es de la
presencia, de la atención y del cariño de esa madre, y no cambia eso por ningún
bien material que ella pueda darle.
Nadie puede dar a un hijo lo que solo está en poder de la
propia madre. Las mamás cuando están generando un hijo, también se están
formando, se están capacitando para recibir y cuidar de su amado hijo, ninguna
otra persona tendrá esa misma capacidad, hasta puede tener muy buena voluntad,
puede que le guste mucho a los niños, pero cada mamá es capacitada de una
manera especial para cuidar a su propio hijo.
Para ello, debemos estar constantemente a los pies del Señor
Jesús en oración, debemos pedir a Él dirección, amor, paciencia y mucha
sabiduría, pues a veces nos equivocamos, de tanto querer hacer lo correcto.
Privamos nuestros hijos de tareas que en realidad ellos necesitan ejecutar para
madurar, pero no les permitimos solo para protegerlos y ahí es cuando nos
equivocamos. Ellos necesitan crecer, necesitan aprender con disciplina y
reglas, cosas que harán toda la diferencia cuando sean adultos.
Veo la grande importancia del grupo Madres en Oración, pues
con nuestra perseverancia y fe podemos traer a la existencia lo que aun no es
realidad en la vida de ellos. Los hijos crecen, y por cierto, el tiempo pasa
muy rápido. Aun traemos en la memoria aquellos días en que cargábamos nuestro
pequeño en los brazos, pero ellos se tornan adultos, toman sus propias
decisiones, siguen sus propios caminos, y muchas veces no eligen el mejor
camino. Aun que tengamos enseñado, orientado, llega un día en que ellos deciden
y podemos decepcionarnos con esas decisiones.
Asimismo, nosotras que somos Madres en Oración, tenemos
total certeza que independientemente de la elección de nuestros hijos, Dios
transformará toda y cualquier situación, haciendo de ellos grandes hombres y
mujeres de Él.
La frase que llevo conmigo diariamente es: Madres no
desisten de sus hijos… ¡y el grupo Madres en Oración existe para confirmar esa
grande verdad!
¡Que Dios bendiga a todas las mamás!
Sandra Lages
1 comentario:
muito forte, para educar uma criança é preciso muita sabedoria, e quem melhor que Deus para dá, por isso a necessidade de viver em oração...
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